El Molino del Abuelo
El Molino del Abuelo, con sus raíces que se remontan a 1918, es un testamento vivo de la tradición y la dedicación a la calidad en la producción de harina. Fundado por Eladio Cuiña Taboada, el molino inicialmente consistía en una sola piedra, y su funcionamiento se basaba en la esencia misma de la comunidad: la gente llevaba su trigo para moler, y el pago se realizaba en forma de una parte de la cosecha molida.
Con el paso de los años, el legado fue transferido a la siguiente generación, llevando consigo la visión de evolucionar y mejorar. Luis Cuiña Fondevila, hijo de Eladio, llevó a cabo una reforma significativa, transformando el molino en un centro de molienda con tres piedras impulsadas por la fuerza del agua, una práctica que encapsula la autenticidad del modo tradicional de moler.
Hoy en día, la gestión del molino ha pasado a manos de la siguiente generación, quienes han continuado el legado familiar con una nueva ampliación, elevando el número de piedras a siete. Este avance ha permitido una producción más significativa sin comprometer la esencia artesanal que distinguió a El Molino del Abuelo desde sus primeros días.
Lo que hace única a esta emblemática institución es su firme compromiso con la calidad y la tradición. A pesar de contar con una producción más extensa, la harina de El Molino del Abuelo mantiene su inconfundible sabor y textura, distanciándose claramente de las harinas de producción industrial. Este compromiso con la autenticidad ha ganado el reconocimiento de prestigiosos cocineros, panaderos y reposteros, que han encontrado en esta harina la base perfecta para sus creaciones culinarias.
En resumen, El Molino del Abuelo es más que un simple molino; es un legado que ha resistido la prueba del tiempo, incorporando la innovación sin sacrificar la esencia de sus orígenes. Su harina, con su calidad incomparable, sigue siendo el secreto detrás de las creaciones culinarias de aquellos que valoran la autenticidad y la excelencia.
